Sensibilidad dental? Origen, causas y soluciones
La sensibilidad dental se manifiesta con un dolor intenso y transitorio que aparece cuando la dentina, la parte interior del diente, queda expuesta a ciertos estímulos de origen térmico, químico o táctil. Desde la oficina de farmacia se pueden detectar personas afectadas por esta condición y recomendarles productos específicos para mejorar los síntomas.
El diente está protegido por el esmalte y una fina capa llamada cemento radicular. En su interior se encuentra la dentina, formada por miles de túbulos microscópicos que conectan la parte exterior del diente con las terminaciones nerviosas.
Cuando se pierde esa protección natural y la dentina queda al descubierto, permitiendo que estímulos de origen térmico, químico o táctil alcancen esas terminaciones, aparece la sensibilidad dental. Se trata de un síndrome caracterizado por el dolor dental intenso y transitorio, habitualmente localizado en uno o varios dientes, que desaparece cuando cesa el estímulo que lo provoca.
La sensibilidad es la causa más frecuente de dolor dental y puede afectar a uno de cada cuatro adultos, mayoritariamente de entre 18 y 40 años. Durante los últimos años, su prevalencia se ha visto incrementada entre los jóvenes a causa del aumento del consumo de bebidas acidogénicas y del uso, indiscriminado y sin supervisión, de productos de blanqueamiento dental.
QUÉ DESENCADENA LA SENSIBILIDAD DENTAL
La sensibilidad dental suele aparecer como consecuencia de una retracción de la encía o del desgaste de la superficie dental. Entre los principales factores desencadenantes se encuentran:
Abrasión. El roce causado por una pasta dentífrica muy abrasiva o la costumbre de tener objetos extraños en la boca como bolígrafos, alfileres, etc. provoca la pérdida o el desgaste del esmalte dental.
Atrición y abfracción cervical. Una excesiva fuerza en la masticación y apretar o rechinar los dientes (bruxismo) acelera el desgaste del esmalte.
Erosión. La acción química provocada por el consumo de alimentos ricos en ácidos o el contacto con ellos como consecuencia de patologías como el reflujo gástrico o los vómitos provocan la pérdida o desgaste del esmalte.
Tratamientos odontológicos. Algunos tratamientos odontológicos, como los raspados y alisados radiculares, o ciertas complicaciones derivadas de la ortodoncia, pueden causar recesiones gingivales y, por tanto, favorecer la aparición de sensibilidad dental.
LA MAYORÍA DE PRODUCTOS PARA EL TRATAMIENTO DE LA SENSIBILIDAD DENTAL ACTÚA TAPONANDO LOS TÚBULOS DENTARIOS ABIERTOS PARA INHIBIR LA TRANSMISIÓN NERVIOSA QUE CAUSA EL DOLOR
ABORDAR LA SENSIBILIDAD DENTAL
Las pastas de dientes y colutorios bucales relacionados con la sensibilidad dental son la tercera categoría de productos más demandada en las farmacias y parafarmacias, después de los indicados para el cuidado de las encías y los productos anticaries. Con un volumen de ventas que alcanza los 50 millones de euros en el canal, se trata de un mercado en continuo crecimiento, empujado por la demanda del público y la sensibilización, el conocimiento y la prevalencia de este trastorno dental.
El farmacéutico, y su canal de venta, es el único capaz de responder con valor añadido ante esta demanda, ofreciendo a sus clientes información actualizada y profesional sobre este trastorno, consejos para prevenirlo y soluciones para su tratamiento, diferenciándose así de las grandes superficies y demás espacios que ofertan productos similares.
Si no se trata adecuadamente, la sensibilidad dental puede desencadenar otras patologías más graves, como la caries o la enfermedad periodontal, ya que el dolor provocado por la hipersensibilidad dificulta una higiene bucal eficaz.
El papel del farmacéutico es, por tanto, crucial para detectar a posibles personas afectadas de sensibilidad dental y recomendarles productos específicos para su tratamiento, así como la visita a una consulta clínica para que el odontólogo pueda realizar una exploración y un diagnóstico preciso.
La prevención pasa también por seguir los siguientes consejos dietéticos:
- Disminuir el consumo, en cantidad y frecuencia, de productos ácidos, ya que pueden erosionar el esmalte y dejar la dentina al descubierto. Para minimizar su efecto debe esperarse entre cinco y diez minutos antes de cepillarse los dientes después de ingerir refrescos y bebidas gaseosas, alimentos ricos en azúcar, frutas con un elevado contenido en ácidos (limones, naranjas, fresas, etc.) o productos enlatados que contengan ácido cítrico como conservante.
- Incluir en la dieta alimentos que contribuyan a contrarrestar los efectos corrosivos de los ácidos sobre el esmalte dental, como los lácteos.
- Evitar el consumo de bebidas o alimentos muy fríos o muy calientes.
- Modificar algunos hábitos inadecuados, como usar palillos de madera, abrir los envases con los dientes o cortar hilos con ellos.
- Evitar el tabaco, responsable de una mayor incidencia de enfermedad periodontal, que retrae las encías y, en consecuencia, aumenta el riesgo de dejar al descubierto el diente y padecer sensibilidad.